LA FURIA DE LOS AMONTONADOS
Una comedia negra que presenta a un grupo de personas que fueron idealistas y que el paso del tiempo los ha llevado a cambiar. En un principio adhieren a las utopías de los años 70 y luego se van al exilio. Cuando regresan se dan cuanta que ya no tienen cabida en ningún movimiento. Dentro de esta crisis se preguntan ¿Qué podemos hacer para combatir las ficciones sociales, y crear las bases de la libertad futura? A partir de esto van proponiendo distintos puntos de vista y preguntas sobre qué sociedad queremos construir, también planean un atentado. Sus diferencias, contradicciones y motivaciones, los llevan a visitar su pasado y cuestionarse por qué su proyecto revolucionario nunca se ha concretado: Están completamente enclavados en el sistema neoliberal. Producto de esto se han distanciado, son competitivos y consumistas, van al psiquiatra y están empastillados permanentemente. Los que alguna vez fueron pareja ya no lo son pero se espían y vigilan, siguen manteniendo un contacto enfermizo, que a través del relato, podemos ir descubriendo y abriendo nuevos e inquietantes pliegues de la ficción.

FICHA TÉCNICA

Elenco: Claudia Burr, José Martínez, Pato Ruiz y Pablo Jerez
Puesta en escena y dramaturgia: José Luis Cáceres
Diseño integral: Valentina San Juan 
Diseño gráfico: Eduardo Cerón
Asistente de diseño: Camila Guerra
Realización escenográfica: Guido Reyes
Música: Sebastián Errázuriz
Producción: José Luis Cáceres
Prensa: Sebastián Herrera
Técnico de sonido: Daniel Verdugo

CRÍTICA TEATRAL

Por Jose Luis Arredondo A.

https://tuiteroscultura.com/2017/11/15/obra-amontonados-y-furiosos-en-el-teatro-camilo-henriquez-el-amargo-sabor-de-la-derrota/

Los amontonados (amontonados en el metro, en el transantiago, en las calles, en los Mall), están furiosos, llevan años así y todo tiene un límite, o debiera tenerlo.
No hay sueños, no hay utopías, sólo cansancio y recriminaciones, no hay posibilidad de triunfo, o al menos es lo que sienten, están entregados a un destino que no les ofrece más que seguir masticando su frustración.
Se saben perdedores, víctimas de su inacción y del resultado de su entreguísmo, cuya peor cara es una democracia falaz, hija de una transición que no fue más que un pacto con la dictadura. Un plato preparado en esa cocina de la cual un vetusto político habló hace un tiempo.
Están reunidos en lo que puede ser un sótano, un lugar en construcción o quizás abandonado, o en obra.
Pero hay un plan, tienen un plan, un propósito que llevar acabo, la última posibilidad de dar un giro a la historia, a su historia y a la del país.

Uno, como espectador, tiene la posibilidad de asistir a esa reunión; un encuentro en un lugar, como ya describí, que puede ser el sótano de una casa abandonada, o un lugar en reparaciones o construcción. Ahí se dan cita los furiosos amontonados para organizar lo que claramente será un atentado, aunque también podría ser un autoatentado, siempre queda la posibilidad del suicidio cuando ya nada puede ser y estar peor, y por lo visto y oído, aquí las vidas tocaron fondo.

La obra, escrita y dirigida por Jose Luis Caceres, indaga en nuestra historia política desde la década del setenta en adelante, el grupo humano hace referencia al gobierno de Allende, a la dictadura cívico militar de derecha y al nebuloso periodo de la vuelta a la democracia que se denominó transición. En esta reunión, y mientras preparan una carga explosiva, discuten, discurren y divagan sobre sus vidas y el devenir de Chile, en un discurso que se abre de lo político a lo personal y transita por multitud de tópicos.